
El turismo tradicional en ocasiones se percibe como una industria atractiva por su derrama económica. Sin embargo, el turismo es una industria que puede convertirse en trampa económica, limitando el crecimiento económico de la ciudad, encareciendo costos de vida para los habitantes locales, haciendo a la ciudad entera dependiente de una sola industria recreativa y de temporadas, y eventualmente, condenando a la ciudad entera a extremos de pobreza y lujos a los cuales la mayor parte de los residentes permanentes no pueden acceder.

Una ciudad con turismo inteligente debe apostarle a un turismo de personas que visiten para quedarse a vivir, no únicamente para vacacionar, sino también para comenzar negocios y buscar trabajo, de manera que sigan aportando al mejoramiento de la ciudad. Cautivar a un mercado regional e internacional de talento funciona diferente que cautivar el mercado vacacional, éste busca experiencias, industrias creativas, en las que pueda desarrollarse profesionalmente, empleos bien remunerados, vivienda atractiva y asequible, barrios agradables donde vivir, de preferencia caminables, divertidos, bellos y llenos de vida social. Este turismo viene a la ciudad a conectar con las personas, no a aislarse. Estas personas están dispuestas a reubicarse a cualquier ciudad de su región o del mundo, en busca de la experiencia correcta, de la ciudad correcta, del empleo correcto, y el gran ganador es el resto de la ciudad, porque la derrama económica y social que aporta resulta en una mejor ciudad para todos.

Extracto del libro: Ciudades Inteligentes: Manual de Mejores Prácticas.
Con el apoyo de e la Friedrich Naumann Stiftung für die Freiheit.
Descarga la publicacion entera aquí.

Si deseas iniciar, incubar o impulsar un proyecto de turismo inteligente, el programa de mentorship es para tí: